
El Padre de los Orishas el creador ya no podía levantarse, pues se encontraba extenuado débil y adolorido.
Eleggua pesar de sus pocos años pidió a su madre Oya (según unos) que lo llevase a casa de Olofin.
Asegurándole que lo curaría. Oya lo llevo. Elegua escogió unas yerbas, hizo un brebaje y tan pronto el viejo se lo trago, haciendo una larga mueca, empezó a sanar y fortalecerse rápidamente. Agradecido Olofin, ordeno a los Orishas Mayores que precedieran a Elegua, las primicias de toda ofrenda. Deposito en sus manos unas llaves y lo hizo dueño de los caminos.
Desde aquel día toleré con ilimitadas complacencias las picardías de Elegua.
Ashe to iban eshu.
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