Shangó
El más popular y pintoresco de los orishas es indudablemente Shangó, el dios del fuego y el rayo, tempestuoso y apasionado. El origen de Shangó también es tema de muchas controversias, pero la mayoría de santeros coinciden en que es hijo de Yemayá y Agayu. Es extremadamente viril y un gran mujeriego. Su esposa es Obba, pero Oshún y Oyá son dos de sus mujeres favoritas.
Shangó es oni (rey absoluto), porque en su primera etapa en la tierra fue ozabelli, el mismo Oddua en persona. Ese es el motivo por el cual cuando se menciona a Shangó en cualquier tema relacionado a los santos se dice: “kabiosile Shangó” y hay que levantarse un poquito del asiento; esto lo tiene que hacer todo el mundo, sin importar los años de santo o de babalawo que se tengan.
La palabra Shangó quiere decir “problema” por eso, trae un oshe (hacha) en su cabeza, significando que nació con guerra en ella, razón por lo que una parte del pueblo lo ama y lo sigue, mientras la otra lo odia y lo envidia; les guste o no les guste. Es el guerrero más bravo de esta religión, es el invasor del mundo.
Es también alegre y bailador. Se dice que por bailar tambor es capaz de cualquier cosa, tiene un concepto tan grande de la vida y la alegría que no quiere saber nada con sufrimientos y penas. Es por este motivo que se dice que le tiene miedo a los muertos, por la razón de que no le gusta andar en cosas de muertos en ese concepto que tiene de la vida material.
Durante las fiestas que se celebran en su honor, este Dios baja a bailar con sus fieles y para hacerlo se posesiona de algunos de sus hijos y baila como un trompo. Sus danzas son provocativas y varoniles; y en ellas simbólicamente su hacha como en combate y su famosa espada como si abriera pica en el monte con machete. En estas fiestas se le sacrifican animales de cuatro patas, todas clases de aves, nueces de cola y pescado seco entre otros. Los sacerdotes consagrados a este orisha son adivinos de nacimiento, vienen con el ashé en todo su cuerpo y no les hace falta oráculo de ningún tipo para adivinar, ya que este don lo adquieren de su ángel de la guarda. Cuando el baja al tambor es el orisha que mas rendiciones proyecta y por lo regular siempre detrás de el bajan a la tierra otros orishas.
En áfrica, el refugio y el trono de Shangó es el árbol de ayaa, pero como no existe en cuba, los Babalawos y santeros decidieron que lo fuera nuestra erguida palma real. Los devotos a Shangó apoyan su frente contra el tronco de la palma cuando quieren su consejo.
Los objetos consagrados a Shangó son un castillo pequeño que lleva con el donde quiera que va y el mortero con el que hace sus rayos. Otro de sus símbolos es una espada o hacha de doble filo que emplea cuando está en guerra.
Como es tan mujeriego tiene tres esposas: Obba, que es la única esposa legítima; Oyá, que fue mujer de Oggún, y la hermosa Oshún. También se dice que la diosa Yemayá es la madre adoptiva de Shangó. Y así, cuando el Dios enfurece, se le pide ayuda a las tres esposas y a la madre adoptiva para calmarlo.
Shango siempre está en lucha con Oggún, el Dios de los metales, del cual hablaremos oportunamente….
¿Por qué existe esta pelea entre los dos dioses? Muchos Patakies o leyendas cuentan historias de distintas maneras, pero todas están de acuerdo en que el padre de Shangó era un Dios africano muy respetado y poco conocido en cuba; Oggun era uno de los hijos de este Dios. Shango era el hermano menor y no fue criado por su madre, sino por una media hermana. Cuando Shangó preguntaba “¿Por qué no me cría mi madre?” nadie le respondía. Todos se miraban y se quedaban callados. Tampoco le respondían cuando preguntaba “¿Por qué mi padre no ha tenido más hijos?” pasaron los años y cuando Shangó se hizo hombre, una vieja sirvienta le contó la verdadera historia: su madre no le había criado porque su padre la castigo con la muerte, ya que tuvo relaciones incestuosas con Oggún, que como dijimos era el hermano mayor de Shangó, el rey no quiso tener más hijos por miedo a naciera otro varón ingrato como Oggún. Shango se enfureció y llevado a su carácter violento y por su amor a las mujeres, decidió tomar venganza. La venganza consistió en quitarle la esposa a Oggún.
La esposa de Oggún, que huyo con Shangó, era Oyá. Como Oggún amaba a Oyá, no perdono jamás a su hermano. Desde entonces son enemigos irreconciliables y se pasan la vida peleando.
¡MAFEREFUN SHANGO TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA!
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